lunes, 29 de noviembre de 2010

¡Felicidades, Ramón Freixa!

Ramón Freixa y yo // Fotografía de Eva Rico
Es bien sabido por todos los que me conocen que a la que puedo siempre tiro para Catalunya. Mar y montaña catalanes están bendecidos por productos maravillosos que no se han llegado a conocer del todo bien en el resto de España. Los catalanes no hemos sabido vender bien nuestros productos en el territorio nacional, aunque en Catalunya sí se consumen y se tienen en gran estima los productos autóctonos. Viandas como las anchoas de L´Escala, los espárragos de Gavà, las peras de Puigcerdà, el Sant Pere, los embutidos como el bull, la secallona o la llonganiça, la butifarra del Perol, la butifarra negra, el aceite arbequina de la zona de L´Arbeca, las gambas de Palamós, los calçots de Valls,  el recuit, y un largo etcétera son difíciles de encontrar en Madrid, una ciudad donde es bastante fácil encontrar productos de cualquier lugar del mundo. Pero el éxito que los productos catalanes no han logrado en Madrid, parece ser que sí lo han conseguido un buen puñado de cocineros catalanes en la capital. El pionero fue Sergi Arola. Luego le siguieron más, pero ninguno le hacía sombra, por lo menos en lo que a estrellas Michelín se refiere. Pero ahora, desde hace menos de una semana, un cocinero barcelonés ha conquistado la segunda estrella de la guía roja para su restaurante de Madrid. La aún incipiente carrera capitalina de Ramón Freixa brilla con luz propia: medio año después de abrir su Ramón Freixa Madrid consigue la primera estrella, y justo año y medio después, ha logrado la segunda. Ciertamente, no es de extrañar ya que la cocina de Freixa busca y encuentra el equilibrio entre tradición y creatividad, respetando al máximo el producto. Y lo llamativo de Freixa es que en sus bases no se encuentra Adrià, ni ninguno de los maestros vascos: los cimientos de la cocina del chef catalán los puso otro Freixa, en este caso, el padre del fulgurante cocinero.
No puedo dejar de mencionar algo que me dijo Ramón hace muy poco, esto es, que la alta cocina en Madrid está en manos catalanas (o en las de cocineros altamente influenciados por estos).
Y antes de acabar el post querría destacar que en la carta de Ramón Freixa Madrid, además de especialidades originales del chef barcelonés, se incluye algún que otro plato del proverbial recetario catalán como el fricandó, un guiso de carne muy apreciado en toda Catalunya, elaborado a la manera tradicional, para esos días o momentos en los que no tenemos tantas ganas de creatividad.
Si queréis conocer más a Ramón Freixa, además de visitar su espléndido restaurante en Claudio Coello, en los bajos del hotel boutique Selenza, en diciembre será hombre Strogonoff por María Forcada. ¿Te lo vas a perder?

domingo, 21 de noviembre de 2010

Si 20 años no es nada, el doble es nada de nada*

De izq. a dcha. y de arriba a abajo: Marta, yo, Susana, Susanna, Montse, María Jesús,
Laura Grani, Laura Griñán, María y Patty.
Al fin llegó el momento temido, aunque no sé si por resignación, por ahora parece que no es para tanto. Si el día que pasé ayer es un anticipo de lo que me espera en la próxima década, tengo por delante diez años maravillosos. Sí, ya es una hecho: soy una cuarentona, y para celebrarlo, ayer un buen puñado de amigos me regalaron, además de cosas materiales, un gran y memorable día. La cita era en Salamar, un restaurante ausente de las secciones de gastronomía de los medios, con un cocinero nada mediático que cocina con maestría platos que gustan a todo el mundo, y con un servicio atento y educado. Mi amiga Montse tuvo la idea de pedir a todos los invitados que escribieran algo sobre mí, de forma anónima, para que después yo leyera los papelitos. En algunos caso, adiviné el autor, en otros, me he quedado con las ganas. Dedicatorias como "Una reencarnación de Coco Chanel. Nunca demasiado rica. Nunca demasiado delgada" no podía ser más que de la divina María; "Te quiero. Es lo único que se me ocurre, pues son tantos los recuerdos que no puedo escoger sólo uno. Recuerda: cada año que cumples, es un año más de amistad" sólo podía salír de la pluma de mi hermana Susanna; "Una noche intentaba dormir en todos los garitos que visitábamos, fue estupendo entrar en todos los baños de chicas para cuidar de ella" aventuras así sólo las vivo con mi mejor amigo y amante Luis. Hay una frase que me ha dejado descolocada y estupefacta: "Tiene un vestido blanco con el que se le veía todo por la calle y en verano todos los tíos la miraban", y al parecer uno de mis amigos me ve "enigmática". He guardado todos los papelitos, absolutamente todos son dignos de guardar.

Leyendo las dedicatorias


Con los niños.
Para los glotones, os transcribo el menú que nos tomamos: un variado de entrantes con navajas, almejas, croquetas, verduras a la parrilla y ensalada de tomate con anchoas, de segundo arroz con bogavante, merluza con verduritas, chuletitas de lechal, y para acabar, un variado de postres caseros. Todo regado con cava Gramona que mi amigo Toni tuvo la amabilidad de mandarme desde la bodega, aunque de forma accidentada pues tuve que ir a buscar las botellas en el último minuto a un transportista de Getafe. Luego, la fiesta, para unos cuantos, continuó en casa donde seguimos con Gramona (¡qué rico es, y qué bien sienta!) y a la que se unieron la fantástica profe y cocinera Araceli Contý y su encantador marido Enrique.


Abriendo regalos

Con Montse, mi hijo Nil y Omar.

Con mi hijo Javier.


Fantásticas Montse, Laura y Eva.

Les encanta el regalo de Curro y Laura.


Montse y Luis haciendo el payaso.

Desatados.

Marta y Susanna.

Luis y yo (con la cara un poco ahuevada, aunque se ve perfectamente en
esta foto que tengo los ojos verdes, por eso la pongo)

Mil gracias a Luis, Laura Grani, Laura Guillén, Laura Griñán, Andy, Eva, Montse, Reyes, Víctor, Susana Gómez, Susanna Abad, Valentín, Marta, María, Curro, Ángel, Patty, María Jesús, Mohammed, Amando, Araceli, Enrique, Amando Jr, Javier, Nil, Lucas, Ismael, Sara y Omar.

*La frase del título se la he tomado prestada a un amigo que me la mandó para felicitarme. La autoría es de Juan, no mía.

martes, 16 de noviembre de 2010

Con los pies en la tierra

Uno de los salones de Los Montes de Galicia de la calle Azcona
Cuando uno se dedica durante largo tiempo a una profesión tiende a considerar el mundo únicamente desde la perspectiva que le da su ocupación.  Pasa, por ejemplo, con los políticos con responsabilidades de gobierno, un colectivo al que tendemos a acusar de aislamiento de la sociedad; ocurre, también, con muchos personajes famosos, personas que un día sí y otro también vemos cómo en las entrevistas explican que recurren a su familia y a sus amigos de toda la vida para mantener los pies en la tierra. Y ya centrándome en lo que me atañe, también ocurre con los críticos y periodistas gastronómicos. Acostumbrados como estamos a probar tantas cosas, y gran parte de ellas muy buenas, casi esperamos la excelencia en todas partes, y creemos que el ciudadano medio hace exactamente lo mismo. Pero no es así. A veces, el comensal sólo busca divertirse con sus amigos, comiendo o cenando decentemente, aunque con viandas sencillas, sabrosas, que llenen la panza y que no vacíen el bolsillo. Es por ello que, ofertas como la de Los Montes de Galicia gozan de gran éxito de público aunque no así de los favores de la prensa especializada. Hablando en plata: su oferta es sota, caballo y rey. Todo tipo de carnes a la parrilla (acompañadas todas, eso sí, por patatas panadera), entrantes fríos y calientes representativos de varias comunidades autónomas (lacón al estilo Rías Baixas, escalibada con anchoas, caldo gallego, pulpo a la gallega, etc.), pescados asados varios, y postres tradicionales conforman la carta de este restaurante, con dos locales uno en el barrio de la Guindalera y otro en el del Pilar. Si bien comer de carta puede tener un precio medio de 40-45 euros, la estrategia de José Espasandín, su propietario, pasa por ofrecer promociones varias que, a la hora de la verdad, te dejan comer a un precio sensiblemente inferior. El pasado domingo estuve con mi familia comiendo en el local de la calle Azcona el menú especial que Los Montes de Galicia tienen para la página de reservas gastronómicas low cost Degusta Madrid.  El restaurante estaba a reventar. El público eran grupos de amigos y familias al completo, y eso que la intensa lluvia que a esas horas bañaba Madrid seguramente había disuadido de salir a más de un ciudadano. Conclusión: un lugar de éxito a pesar de (o a gracias a) la llaneza de su oferta gastronómica. El menú Degusta a 19,90 euros, es totalmente apto para estómagos hambrientos: entrantes que bien pudieran compartirse (aunque están pensados para tomar uno cada comensal de forma individual), segundos platos contundentes (nada de un entrecotte de 100 gramos, en mi plato la carne no pesaba menos de 220 gr) y postres que, en mi caso, ni quise tomar de lo llena que estaba. EL vino, un Rioja crianza, sin problemas se dejaba beber.

domingo, 7 de noviembre de 2010

Looc Madrid: crónica de una fiesta

Fiesta 9º aniversario revista Looc Madrid
Montar los jueves una fiesta en Madrid siempre es tarea peliaguda. No por la organización de la fiesta en sí, si no por la competencia que seguramente esta va a tener. No hay jueves que se precie en el que no haya, por lo menos, tres o cuatro saraos a los que asistir. Y no es siempre decisión fácil escoger. El pasado jueves lo tuve claro: ante la invitación de mi amigo facebookero Jorge Oliva para acudir a la fiesta del noveno aniversario de la revista Looc Madrid no me pude resistir. El lugar escogido para la fiesta me pareció fántastico, absolutamente sorprendente, con un maravilloso halo futurista, por el montaje en sí mismo y por la localización. De nombre Smart Urban Stage, es una curiosa exposición itinerante emprendida por la firma automovilística con la que pretenden mostrar las ciudades del futuro. En Madrid, Smart Urban Stage se encuentra situada de forma temporal (hasta el 11 de noviembre) en la explanada que forman las cuatro torres al final de la Castellana. De un estilo que remite a la estética de una nave espacial, el lugar es ultra fashion para celebrar fiestas como la que celebró Looc. Al parecer, en el puñado de días que la iniciativa permanece en Madrid se han organizado ya unos cuantos Smart Open Source, entre los que se cuentan, el aniversario de Looc.

Con mi chico, Luis, cada uno por su lado. Al fondo a la izquierda, con camisa
de cuadritos, Jorge Oliva.
Un ambiente urban gay dio color a la noche, aunque se echaba a faltar alguna que otra celebrity local. Muchos chicos guapos, alguna pin-up, el actor Pablo Rivero de la serie Cuéntame, los periodistas Rubén Fernández-Cuesta, Elena Solinís y el mencionado Jorge Oliva; empresarios como Fede, cabeza visible de la muy chic tienda de lencería y juguetitos varios Le Boudoir en la calle Almirante 6, Beatriz Jiménez de SQ Comunicación y Luis Linares de Degusta Madrid (muy requerido entre varios de los invitados) o el diseñador Modesto Lomba de la firma Devota y Lomba fueron algunos de los nombres de la sociedad madrileña que se dejaron caer por la fiesta. Andaban por ahí también, claro está, la pizpireta directora de Looc, Paloma G. Oliva, y su editor, Alfonso Llopart, editor a su vez de la conocida cabecera Shangay.

El diseñador Modesto Lomba
Un catering que brillaba por su ausencia no quitó encanto al lugar: copas variadas, una escasa oferta en vino (sólo un tinto de Rioja o un blanco de Rueda donde escoger) y la cerveza ideada por Adrià para la firma catalana Estrella Damm fueron suficientes para alegrar la noche. La música, magistralmente escogida por Agustín Gómez Cascales, redactor jefe de la revista Shangay y pincha de noche bajo el nombre de Damien Dj, amenizó la velada de forma espectacular. Para concluir, reposteria de Dulce Amargo, una firma que, según me comentó Jorge Oliva, son proveedores de la Casa Real.
Una divertida pin-up con su acompañante. Al fondo yo, observando la
popularidad de mi chico.
Al parecer, la noche acabó para muchos en Evaristo Club, un local situado en Marqués de Santa Ana, 11, cuyo propietario, un argentino de nombre Guillermo a mi chico en la fiesta se quiso ligar. ¡Qué cosas!