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sábado, 5 de noviembre de 2011

Crónicas del jueves

La periodista Raquel Castillo con Canales, cocinando salmón
ecológico irlandés con un decapador de aire caliente
El día comenzó lluvioso, lo cual no impidió que me acercara a la demostración de cocina, con productos ecológicos de Irlanda, que iba a hacer Fernando Canales (Restaurante Etxanobe). La relación del cocinero vasco con Bord Bia, el organismo público encargado de promocionar los productos de Irlanda en el exterior, viene de lejos. Ya en este blog le dediqué hace un tiempo un post y algún que otro comentario durante las crónicas del pasado salón de Gourmets.
Decir que Canales me parece un crack, es poco. El chef vasco logra, en apenas diez minutos, que aprendas un montón de trucos e ideas para la cocina que, al aplicarlas en casa, dejas a más de uno con la boca abierta. Ameno, divertido, instructivo, súper simpático, Canales se expresa de maravilla y convierte todo en súper fácil.
¡Qué diferencia con Arola! Algo más tarde, me acerqué a la Embajada de Suecia donde el chef catalán 'competía' con cocineros suecos en una especie de duelo con objeto de promocionar productos de Suecia. Sin meterme en comparaciones acerca de su cocina -que ni ahora viene al caso ni yo conozco en profundidad ninguna de las dos-, el ver durante un rato a Arola digamos que aburre hasta a las ovejas. Podría trabajar más sus exposiciones, cierto, pero al final todo se reduce a que le contraten, y al parecer, muchos siguen estando por la labor. ¡No todos tenemos el mismo gusto ni nos divierten las mismas cosas!
Del duelo hispano-sueco la sensación, por lo menos entre las féminas y los gays, la causó, sin ninguna duda, un sueco de nombre Niklas que actuó de maestro de ceremonias. Mi amiga Montse y yo averiguamos que tenía un bar en Chueca llamado, ¡cómo no!, La Sueca, aunque, la alegría pronto se tornó indiferencia al decirnos Andrés Sánchez Magro (sí, ese magistrado de lo mercantil que combina la judicatura con el periodismo gastronómico) que el bar del sueco había cerrado.
Fue en Cilantro donde nos  trobamos con Sánchez Magro y su simpático equipo con Rosita la soltera a la cabeza (que no es soltera, según ella misma me aclaro, aunque Sanchez Magro la haya bautizado así por la obra de Lorca). Como el hambre acuciaba y la simple contemplación del sueco no logró engañar al estómago, Montse y yo nos acercamos donde Pepe Gorines a ver qué nos daba de comer. El loco de los chipirones tenía un potaje de garbanzos con chipironcitos que hizo las delicias de Montse, fanática anti carne y adoradora de productos del mar. Por mi parte una gastrohamburguesa, por supuesto, sin pan. Una ensalada de tomate con queso de Parma completó nuestro menú. Al acabar la comida aperecieron por allí los del Gato Gourmet que rodaron en poquito tiempo un encuentro culinario con Gorines (encuentro que se emite justo hoy en Intereconomía Tv).
La llegada de Nacho, el tímido socio de Pepe en Cilantro, nos llevó después a un recorrido, primero, por el mercado de Chamberí: productos buenos, sí, pero con poquita oferta y algo caro. Una cena de aniversario requería una compra de marisco que finalmente conseguimos en el mercado Maravillas, lugar que desde que me lo recomendó hace unos años Ana Roldán, jefa de cocina de D'Fabula, es un habitual de mis compras gastronómicas.


Una jamonería que no es tal (y no hay un segundo mostrador)

Cebollas que, aunque en la foto no se aprecie,
su tamaño es el de unas naranjas grandecitas
 Un vinito en 'El quinto vino', en la calle Hernani, sirvió de broche final para la tarde.
¿Concluyó así mi día? ¡No! Con mi amiga Mónica nos acercamos al lounge Hobbes (Marqués de Viana, 3), un espacio perfecto como afterwork y como primera copa de la noche, donde Aires News hacía un encuentro para prensa. Perfecto pues, así pude plantar un par de besos a María Nájera que cumplía unos pocos e insultantes años.

jueves, 2 de junio de 2011

Cilantreando...

Barra de Cilantro. ©Félix Soriano
Hay sitios que enseguida conquistan mi corazón, y ya se sabe que al corazón se le conquista por el estómago. De Pepe Gorines, alma mater y cocinero de Cilantro tenía muchas referencias pero la realidad, al final, ha superado cualquier elecubración. Lo que consigue Pepe Gorines en Cilantro Gastrobar es servir unos platos de magnífica elaboración a partir de una materia prima de primera y que el precio sea, no sólo moderado, sino francamente económico. Y esto no es moco de pavo.
Ayer fue la cuarta vez que visitaba Cilantro. Mostrárselo a un colega, también de la rama gastronómica, era una buena excusa para volver a visitarlo. María Forcada no podía faltar en la kedada, no en vano ella, buena amiga de Gorines y antigua socia suya en el restaurante A Bocados, me enseñó el lugar. Al final, el encuentro de ayer también se vio ampliado con un Enrique Calduch (otro periodista) que, solitario, ojeaba el periódico en la terraza. Pero vayamos por partes.
Pepe Gorines, fotografiado por Félix Soriano
Algo tarde a la cita llegué yo (¡qué raro!) y ya estaba mi colega Adrián esperando. A María no la esperábamos hasta las tres. Enseguida el afable Pepe Gorines nos recibió. Por su aspecto cualquiera diría que es un vasco de pura cepa, pero no, madrileño de Chamberí. Quizás sus años pasados en Donosti le hayan dado ese aire. En Cilantro sonaba la BSO de Kill Bill. Entre música de spaghetti western y malagueña salerosa nos tomamos un pintxo de 'fideuà de pulpo con su tinta acompañada por un all-i-oli suavísimo'. Muy rica, la verdad. Al llegar María, pasamos al comedor (en este caso, la terraza que, con el solecito, se hacía agradable comer fuera). Los cuatro (ya con Calduch) nos dispusimos a dejarnos cuidar. ¡Marchando una de 'ensalada de tomate con queso parmesano y pesto'! ¡Qué rica estaba la ensalada! Un plato sencillo, pero sabroso. Continuamos después con unos 'chipirones a la plancha con mermelada de cebolla': llanamente deliciosos. La comida desembocó en la 'Gastrohamburguesa', un de los platos estrella de la casa, con carne Angus de Texas y también pan norteamericano. En el caso de Adrián y Enrique, la versión clásica; para María y para mí, la hamburguesa de primavera, fuera de carta y que todavía no habíamos probado. Después de haber estado, recientemente, una semana probando hamburguesas (un reportaje me ha 'obligado' a ello) me tomé con fruición la versión primavera de la Gastrohamburguesa. De postre (sí, al parecer todavía teníamos sitio en el estómago) la ya famosa cheesecake traída del mismísimo Brooklyn que Pepe Gorines tiene en Cilantro y una tarta de manzana, esta ya de elaboración en la casa. Los gin tonics de después de haber comido con champagne supieron bien, muy bien, y al final la tarde se alargó hasta límites insospechados. Porque lo que tiene Cilantro, aparte de ser un lugar donde comer muy bien por muy poco, es que Pepe Gorines es un anfitrión maravilloso que hace que uno, en su casa, se sienta súper a gusto. Porque seamos serios, ¿en qué otro restaurante te ponen como hilo musical la banda sonora de Kill Bill? ¡Y qué no pare la música! Por cierto, mañana vuelvo.
Para los gastrónomos impenitentes, comentarles que en Cilantro se puede comer y beber por un precio medio de 30 euros. Además, si uno quiere controlar el gasto también puede ir a través de la web de reservas gastronómicas low cost http://www.degustamadrid.es/ y disfrutar del menú de Cilantro Gastrobar a tan solo 25 euros.
Cilantro está en Gral. Álvarez de Castro, 7. El teléfono es el 91 445 55 53.