sábado, 29 de octubre de 2011

Catalunya mon amour

Los seres humanos somos tan contradictorios que, muchas veces, cuando amamos también aborrecemos. Y esto es lo que me pasó a mí el pasado jueves en la presentación para medios en Madrid de 'La ruta del paisatge dels genis', un itinerario que el Patronato de Turismo de la Diputación de Tarragona se ha sacado de la chistera para incentivar el turismo en cuatro municipios de la zona. A saber: Reus, Mont-roig, El Vendrell y Horta de Sant Joan.
Yo amo Catalunya, mi casa; pero aborrezco lo que a veces esta hace (o sus representantes que, para el caso, es lo mismo). Catalunya, una comunidad tan preciosa, con tan excelente gastronomía, con una cultura impresionante, con gente llegada de todas partes..., se vende sola. Señores políticos, por favor, no intenten vender mi 'casa' porque no tienen ustedes ni idea.
Lo que no se puede hacer es soltar una parrafada de una hora que hasta a las ovejas aburre a un puñado de periodistas que han dejado de hacer otras cosas para estar en esta soporífera presentación. ¿No hay una manera mejor?
¿Y qué decir del 'cóctel' que siguió? ¡Digno merecedor de la fama que tenemos los catalanes! Un 'cóctel'  prudente, por llamarlo de alguna manera. Un plato de jamón, dos botellas de cava, 6 vasos de zumo y 6 vasos de Coca-cola para unas 50 personas. ¿No hubiera sido mejor no sacar nada?
Y lo peor de todo es que los 'presentadores' del programa, esto es, Xavier Espasa, el nuevo director de la Agencia Catalana de Turismo, Albert Batet, presidente del Patronato de Turismo de la Diputación de Tarragona, y Jaume Salvat, asesor científico del Paisaje de los Genios, no tuvieron el acierto de mezclarse con el público por si alguien quería preguntarles alguna cosa. Al parecer, era mejor quedarse en un rincón, juntitos, mirándose las caras y pensando, dada la afluencia, ¡qué bien ha salido todo!

P.S.: A pesar de todo, quería (sigo queriendo) escribir un artículo sobre 'La ruta del paisatge dels genis' pero los lumbreras de comunicación de la Generalitat de Catalunya en el press kit (lleno de folletos carísimos que nadie mira), incluyen un pen drive vacío. ¡Felicidades!

domingo, 23 de octubre de 2011

Millesime: punto y final

Ambiente el pasado viernes a la hora del aperitivo
En anterior post me preguntaba en qué salón me iba a tocar comer. Misterio resuelto: en el capitaneado por Pepe Solla, Pepe Rodríguez Rey y Joan Roca me dejé (más bien me dejaron) caer. Me hubiera encantado reproducir aquí el menú que tomamos pero, como a veces soy lo peor, he perdido la minuta que, supuestamente, me guardé. Si yo fuera una empresa que ha pagado 13.000 euros por poder disfrutar en una mesa de este menú elaborado por cocineros michelinianos, el cabreo me duraría, por lo menos, hasta la próxima edición. Como no es mi caso, diré que el menú estaba pasable aunque es, era, francamente mejorable. Salvable el postre láctico de Joan Roca. Irritante la (escasa) temperatura de los platos. Este ha sido mi tercer año comiendo en Millesime: este ha sido, de todos los almuerzos, el peor.
A la  tarde pregunté a Pepe Solla el motivo de estar aquí si no se podía servir cómo a uno le gustaría: por imagen, me aclaró. ¡Quizás tenga razón!

Con Pepe Solla. Foto de Eva Rico
La sobremesa, alejada de la zona gin-tonics (excepto por el gin-tonic sólido de Víctor García de Haro) transcurrió a tragos de Mumm Rosé.


Gin tonics sólidos de Víctor García de Haro
Lo mejor: la habilidad de mis amigas para librarse de quien les resulta molesto.
Lo peor: que alguien te niegue a la cara haber oído algo que ambos habíamos escuchado perfectamente.
¡Hasta el año que viene!

viernes, 21 de octubre de 2011

Millesime: visita fugaz


Ambiente en Millesime el pasado miércoles
El miércoles abrió sus puertas la cuarta edición de Millesime Madrid, un evento donde muchas firmas y muchos cocineros dan a conocer sus mejores creaciones a un público compuesto, en su mayoría, por empresarios e invitados de las compañías asociadas (no hay que olvidar que Millesime es un club al que pertenecen algunas de las empresas más importantes del país) y por periodistas acreditados. Si  bien la entrada es libre, previo pago de 100 euros, son pocos los visitantes anónimos que abren la cartera. Talleres en los que se puede ver a los mejores profesionales del momento mostrar parte de su trabajo son una fuente importante de atracción, así como el inmenso bar que componen los distintos mostradores de las firmas gourmet participantes.

Espacio Negrini, con su rica mortadela de Bologna
Un bar (Open Bar, según le llaman en la organización) donde con tan solo estirar la mano se tiene champagne, buen vino, jamón, los mejores quesos, y los pinchos y cocina en miniatura de grandes cocineros, entre muchas otras cosas, y todo por la cara bonita del afortunado que ha sido invitado o acreditado. Porque Millesime no es más que un culto al hedonismo extremo, algo que, en tiempos de crisis, se disfruta con más ansia. Claro es, también, que en una época de estancamiento económico como la que estamos viviendo, este modelo de lujo gastronómico está en profunda decadencia, por lo menos en España. No así en México y Brasil, donde los organizadores han tenido el tino de extrapolar este modelo sibarita.

Michael Ruiz, de Paralelo Cero, preparando un rico ceviche ecuatoriano
Yo estuve un rato el miércoles por la tarde. Poco pude ver pues ir a Millesime al final se convierte en un no parar de saludar por doquier a gente a la que hace tiempo que no ves. Por allí vi cocineros como el encantador Paco Pérez, que tiene la friolera de tres estrellas Michelin entre su restaurante Miramar y la Enoteca en el Arts, de la que es director gastronómico; un Chema de Isidro afectado por la desagradable situación vivida en Millesime por uno de sus grandes amigos, el fotógrafo gastronómico Félix Soriano; un simpatiquísimo, como siempre, Ramón Freixa; y Michael Ruiz, representando -cómo no- la cocina de su nuevo proyecto (junto a Pedro Pablo Duart) 'Paralelo Cero'.
El micheliniano restaurante familiar Venta de Moncalvillo de La Rioja está presente este año elaborando algunas delicatessen. Yo probé un salteado de hongos sobre cama de endivia, unas endivias que según nos contaron a mi amiga Mónica y a mí provenían directamente de la tienda gourmet que el padre de Mónica posee en Logroño.

Departiendo con Paco Pérez

El stand de Venta de Moncalvillo
Por fin este año, Millesime ha tenido a bien admitir entre sus colaboradores a la firma Gramona que elabora un cava de altísima calidad y un vi de gel cada vez con más adeptos. Me consta que están de enhorabuena pues ya llevaban tiempo detrás de figurar en la lista de participantes del salón.

El anhelado espacio Gramona
Caras conocidas del público solo vi una. Intercambié apenas unas palabras con la siempre amable y cercana Espido Freire ya que un remolino impestuoso de compañeros periodistas me tragó impidiéndome despedirme de ella.
Como nota gastronómica destacar el nuevo producto de Castillo de Canena, un aceite arbequino ahumado (creo recordar que con madera de haya) que me cautivó.
Mi coctelero favorito, Víctor García de Haro, también estaba por allí con su firma de bandera, Global Premium Brands, que distribuye muchas de las mejores bebidas premium del momento. También Carlos Moreno, de O'Clock, compartía barra con Víctor.

Con Víctor García de Haro
El cielo de Matías Pérez Llera, como siempre trabajando al pie del cañón, fue de los mejores encuentros.
Además, el paseo por Millesime me planteó unas cuantas preguntas:
¿Quién es realmente una periodista rubia que ha irrumpido en el mundo gastronómico y todos se la rifan? ¿A qué es debido tanto interés por ella?
¿Por qué una empresaria del sector de las agencias de comunicación salió corriendo desesperada a saludar a un cocinero gallego abandonando la conversación en la que se encontraba inmersa?

Zona Chivas con su banda de jazz
No puedo recordar si es novedad de este año, o en la edición pasada ya estaba, pero hay un espacio Chivas donde un grupo de jazz toca (y muy bien) varias piezas que amenizan el lugar. Lástima que, quizás por el tipo de bebida, el público era menos heterogeneo, tan solo con señoras y señores de cierta edad.
Así, a bote pronto, Millesime me pareció más pobre  y más vacío que otros años. Es normal, la crisis se tiene que notar.
Hoy voy a ir a comer. Como siempre, un interesantísmo almuerzo donde varios de los mejores cocineros del momento cocinan para los comensales. ¿En qué espacio estaré? ¿Será Joan Roca, Pepe Solla y Pepe Rodríguez Rey quienes me darán de comer? ¿Probaré las exquisiteces de Paco Morales, Paco Pérez y Nacho Manzano? ¿O tendré el placer de probar los platos de Paco Roncero, Rubén Trincado y Julio Fernandez Quintero? Los tres equipos de primeras figuras, coordinados por Joaquín Felipe, a cargo de los tres restaurantes efímeros que se montan en Millesime son, sin discusión, las estrellas del salón. Y como en años anteriores, la zona de gin tonics será el espacio elegido por la avalancha de comensales para hacer la sobremesa. Contaré más...

viernes, 14 de octubre de 2011

Hamburguesa Nostra: exitosa expansión

Por su aroma la encontrarás. Este bien podría ser el lema de la zona de degustación de Hamburguesa Nostra en Gourmet Experience, el reciente invento gastronómico que El Corte Inglés ha abierto en Castellana. Porque, nada más entrar, si vas a hora de comidas, te llega un delicioso aroma a parrilla y a carne de calidad que, a una carnívora como yo, le hace la boca agua. Se encuentra fácilmente, entre tanta oferta, siguiendo el estimulante olor (a decir de Juan Pozuelo esto es por un problemilla con la campaña que, en breve, se solucionará).
 Con apenas unos días, Hamburguesa Nostra ya puede presumir de lleno total, algo que no es de extrañar ya que las hamburguesas está realmente ricas. Con precios moderados (entre 8-10 euros la hamburguesa con su pan de mollete de tomate, integral o blanco, y unas patatas de Málaga aderezadas con pimentón), la degustación se organiza en torno a la barra, aunque también dispone de una mesa contigua con espacio para unas 10 personas más.
Foto: Alberto Clavijo
En Hamburguesa Nostra la burger te viene sin topings ni aderezos: estos se encuentran, en la mayoría de los casos, integrados entre la carne. La mezcla que contiene cada hamburguesa se elabora diariamente en una nave que los de Hamburguesa Nostra tienen en la Comunidad de Madrid, siempre bajo las proporciones indicadas por Juan Pozuelo, el fichaje estrella desde los inicios de la marca. En la actualidad, Juan Pozuelo también participa en la gestión de los establecimientos, sobre todo en los dos que la firma tiene de degustación: el de Európolis en Las Rozas, y el de Gourmet Experience. Algunas ensaladas como acompañamiento (la de tomate excesivamente cara) completan la oferta gastronómica del espacio. Varios vinos, cava y champagne por copas y botellas de Coca-Cola de tamaño extra size son las bebidas más demandadas. Unos bocaditos de chocolate rellenos de fruta de la pasión (elaborados en una pastelería de Logroño) ponen punto final a una comida que, sin ser lujosa, es auténticamente gourmet.




Nuestro menú:

Una hamburguesa mexicana con salsa de mostaza y miel

Una hamburguesa a las 5 pimientas con salsa de mostaza y nuez moscada

Un mini ensalada de tomate

Una copa de Albariño

Un agua sin gas

Un agua con gas

Dos bocaditos de chocolate y fruta de la pasión


Como veis, a mi amiga y a mí nos gustan las emociones fuertes, es decir, el picante.

sábado, 8 de octubre de 2011

Cava en la Plaza Mayor

En la puerta de Los Galayos, disfrutando de mi copa de cava
Se ha celebrado hoy en Madrid –y por primera vez también en Barcelona- la fiesta de la Vendimia del Cava, con invitaciones a una copa de espumoso con su correspondiente tapa en nueve establecimientos de la concurrida Plaza Mayor. Como todos los años, ha sido un éxito de convocatoria, con más de 3000 madrileños disfrutando del, en palabras del presidente de Consejo Regulador, “vino espumoso por excelencia de todos los españoles”. Y de medio mundo, añadiría yo, vistas las cifras de exportación que superan al champagne (en 2010 se exportaron 149 millones de botellas de cava frente a los 134 millones de botellas de champagne). Pero el consumo interior flojea en comparación al consumo que hacen los franceses de su espumoso nacional. Por ello, iniciativas como la Vendimia en plena Plaza Mayor siguen siendo necesarias tras nueve exitosas ediciones. En el post anterior de este blog hablaba yo de una visita a una bodega de La Rioja Alavesa. Una de las conversaciones que surgió con compañeros periodistas giró en torno al cava versus champagne. Varios de los compañeros ajenos al mundo del vino expresaban su predilección por el champagne en detrimento del cava. No puedo, claro está, estar más en desacuerdo. Hay cavas y cavas; hay champagnes y champagnes. Ni todos los champagnes son excelentes, ni todos los cavas producen ardor de estómago. Los compañeros de comunicación del Cava tienen todavía un gran trabajo por delante: mostrar y demostrar al consumidor los buenos espumosos que tenemos, muchos de ellos al mismo nivel que los buenos champagnes (que también hay muchos malos).

Matizaciones aparte, la fiesta de la vendimia es una divertida y exitosa convocatoria a la que da gusto asistir. Además este año, el Consejo Regulador del Cava colocó, tanto en Madrid como en Barcelona, un photocall con una botella de cava para que los asistentes pudieran hacerse una foto y ser obsequiados con una degustación del vino espumoso y un aperitivo. La foto podrá descargarse gratuitamente del perfil de facebook que tiene el Consejo Regulador (www.facebook.com/crcava).

Como todos los años, si estoy en Madrid, me encanta ir. Para apoyar el consumo de cava y disfrutar en compañía de un aperitivo en el entorno incomparable de la Plaza Mayor. El año que viene, ¿os animáis a venir?

viernes, 7 de octubre de 2011

Marques de Riscal & Frank Gehry: una apuesta exitosa

Entrada al hotel
Cuando pienso en artistas, creativos, escritores, periodistas y arquitectos, soy de la opinión de que, una vez encontrado nuestro estilo, lo repetimos hasta la saciedad. Eso no es malo; tan solo es nuestra seña de identidad. Esto mismo, en mi opinión, es lo que el arquitecto Frank Gehry hizo hace cuatro años en el corazón de La Rioja alavesa: repetirse. Me contaba la periodista Paloma Sanz que, con motivo de la inauguración del hotel de Marqués de Riscal, entrevistó al arquitecto canadiense. En dicha entrevista, al parecer, Gehry insistió en el trabajo que supuso idear un diseño que, a su juicio, se integrara perfectamente con el paisaje. Profundo esfuerzo creativo o repetición de modelos anteriores, lo cierto es que el hotel-spa es un diamante engastado en el bello paisaje alavés. Su diseño futurista se funde con el entorno creando una belleza sin parangón posible en la zona. La peculiaridad reflectante de los materiales utilizados nos muestran un edificio cambiante, vivo como el vino. Eso sí, los bodegueros le pidieron una sede social, pero Gehry hizo un hotel. Es lo que tiene el genio.

Veinticuatro horas he pasado en este enclave privilegiado, algunas durmiendo en una habitación que, por los rojos de sus butacas, me recordaban a los labios ideados antaño por un surrealista Dalí. ¡Qué cosas tiene el cerebro! ¡Vaya asociación de ideas!

Con la obra de Gehry al fondo
La llegada, de noche, evitó un impacto visual que sí tuve por la mañana. Llegamos sobre las 21 horas. A las nueve y media nos esperaban a cenar en un salón habilitado en la propia bodega, edificio cercano al hotel, dentro del complejo vinícola que tiene Marqués de Riscal en Elciego. En el salón, algo frío y con muy mala acústica (en nuestra mesa tuvimos serias dificultades para oír al académico Anson –de gastronomía, no os vayáis a equivocar-, que arrastraba una ligera afonía) disfrutamos de un menú servido para la ocasión. Un corte de queso, miel y trufa sobre un canto del Río Oja y unas croquetas del Echaurren presagiaban grandes platos pero la excelencia se quedó ahí. Los demás platos, correctos. Con un exceso, quizá, de bacalao ya que se encontraba en dos platos seguidos. El maridaje casi maravilloso; el Finca Montico de Rueda, según mi parecer, no aportaba nada a ninguna presentación. Pero mi opinión no importa, claro está: como muchos de mis amigos y compañeros saben, los blancos españoles me parecen bastante mediocres, con los D.O. Rueda a la cabeza (opinión compartida, por cierto, por un gurú del mundo gastronómico presente en la cena). La velada concluyó en el Wine Bar, donde se sirven por copas vinos de todo el mundo, y toda la gama de la bodega, ligeramente ampliada desde que Marques de Arienzo forma parte de la empresa.

Un copioso desayuno (¡cómo adoro los desayunos de buen hotel!) precedió a un agradable paseo a solas por la finca y el pueblo de Elciego. Ventajas de madrugadora. El instructivo recorrido por la bodega de después no fue nada comparable a la (lamentablemente brevísima) cata que nos dio Rafael Ruiz Isla. Decenas de catas con expertos no me enseñaron lo que Ruiz Isla en 20 minutos. Ruiz Isla es responsable del Aula Marqués de Arienzo, una interesantísima iniciativa enfocada a profesionales de la hostelería que se desarrolla varias veces al año en la bodega. Con el objetivo de fomentar la cultura del vino entre profesionales, Ruiz Isla imparte un taller de 3 días en los que se combinan las enseñanzas teóricas y prácticas con almuerzos y cenas maridaje. Las instalaciones de la bodega me recordaron a algunas importantes cavas: tecnología puntera unida a ciertos gestos de artesanía. Una combinación ganadora.

Ruiz Isla impartiendo la corta, pero instructiva, cata

Precioso entorno para hacer el aperitivo
El aperitivo a pie de viñedo, con un sol y calor sorprendentes para la época, nos dio fuerzas para afrontar un copioso almuerzo en el hotel. Liderado en cocina por Francis Paniego, el Gastronómico suena bien fuerte para obtener en breve una estrella Michelin, según contó Alejandro Aznar, uno de los propietarios de la bodega, en la cena del día anterior. El vino que cerró la comida fue un maravilloso Marqués de Riscal Gran Reserva 150 Aniversario. ¿Podía, acaso, ser de otra manera?


domingo, 2 de octubre de 2011

Hamburguesería Nimú: ni mu, ni ma

Barra de Nimú
Hace algo más de un mes que tenía en el tintero escribir una reseña sobre la nueva hamburguesería Nimú (Desengaño, 18, Madrid), situada en el madrileño barrio de Triball. Visité el reciente establecimiento en agosto, cuando la canícula aún causaba estragos en la capital. Fui atraída, además de por mi gusto por las hamburguesas, por la sorprendente implicación de Rodrigo de la Calle, abanderado de la llamada gastrobotánica. Al parecer, Juanjo López, de La Tasquita de Enfrente, y De la Calle se habían unido para sacar adelante este proyecto. Rodrigo de la Calle como asesor gastronómico, y Juanjo López quizás en un papel más estrecho, dada la cercanía de La Tasquita, y el más reciente Mui, ambos propiedad de Juanjo.
Nimú tiene terraza, aunque mi amiga y yo optamos por sentarnos dentro del restaurante vacío (la zona, sobre  todo en los albores de la plaza de la Luna, donde se enclava la terraza, tiene fama de peligrosa y no nos apetecía estar con el bolso pegado al pecho). La decoración, con mesas y sillas altas en la parte de delante gustó mucho a mi amiga, entusiasta de este tipo de acomodo. La carta dispone de 10 clases de hamburguesas, incluida una vegetariana y otra de frutos del mar, con precios que oscilan entre los 8 y los 15 euros. En cuestión de entrantes, tienen una exigua oferta que incluye tres ensaladas, dos platos de pasta, y algunos platillos que más bien son complementos o guarniciones como los aros de cebolla. Cuando menos llamativa es la total ausencia de los nombres de De la Calle y Juanjo, ya sea en la carta o en otro lugar del restaurante. ¿Operación de imagen solo para la presentación que se hizo en julio? 
Misterios aparte, os cuento mi experiencia en Nimú. El pedido inicial de bebidas consistió en una cerveza y un tinto de verano (lamentablemente sin gas) servidas aproximadamente 15 minutos después de llegar (recuerdo al lector que el restaurante estaba vacío). La toma de la comanda no tardó menos, y esta consistió en una burger premium con pan de cerveza negra y una American burger con pan de romero (veo ahora en la web del restaurante que a este último pan le han cambiado la denominación, llamándose en la actualidad 'pan verde de distintas especias'). El pan de romero tenía un artificial color verde que ni con kilos de romero podría éste haber adquirido tal tonalidad; quizás el color se debía a las 'distintas especias' que incluye ahora. Hablando del pan, juraría que el de cerveza negra es el mismo que desde hace años sirven en la hamburguesería HD en Guzmán el Bueno. Mi amiga fue muy clara: 'Me gustaría la hamburguesa poco hecha, pero caliente por dentro. No quiero un steak tartare, quiero una hamburguesa', insistió por si las moscas. ¡Ni con esas! La hamburguesa llegó, pasado mucho rato, bien cocida por fuera y fría como un témpano por dentro. Ni el moderno horno de brasa Josper (lo último de lo último, dicen por ahí) sirvió para tomar una hamburguesa caliente. Quizás el problema radicó en la conservación en cámara hasta el último momento. La protesta por nuestra parte no se hizo esperar. El camarero, solícito, nos pidió disculpas y sin que nosotras exigiéramos nada, nos indicó que 'recibiríamos un detallito por las molestias' (sic). La nueva hamburguesa (sí, fue una pieza nueva) llegó al rato (bastante) acompañada por la misma guarnición y el mismo pan (recalentado, y deshaciéndose a cada toque por el exceso de tueste). La calidad de la carne, muy buena (imposible esperar menos con proveedores como Cárnicas Luismi). El precio, muy correcto, pero el servicio y la puesta en plato, deficiente. ¡Ah! ¿Os acordáis del detallito? Nosotras tampoco. Quizás, con el mes transcurrido desde mi visita, algo haya cambiado.

P.S. Al término de escribir este post, leo en una reseña de Capel en El País, fechada el pasado 23 de septiembre, que el restaurante ha prescindido recientemente de la asesoría de López y De la Calle. Hablar de 'recientemente' en este caso es algo insólito, habida cuenta que la hamburguesería abrió sus puertas el 'reciente' julio. Insisto, ¿operación de imagen y marketing?