jueves, 2 de junio de 2011

Cilantreando...

Barra de Cilantro. ©Félix Soriano
Hay sitios que enseguida conquistan mi corazón, y ya se sabe que al corazón se le conquista por el estómago. De Pepe Gorines, alma mater y cocinero de Cilantro tenía muchas referencias pero la realidad, al final, ha superado cualquier elecubración. Lo que consigue Pepe Gorines en Cilantro Gastrobar es servir unos platos de magnífica elaboración a partir de una materia prima de primera y que el precio sea, no sólo moderado, sino francamente económico. Y esto no es moco de pavo.
Ayer fue la cuarta vez que visitaba Cilantro. Mostrárselo a un colega, también de la rama gastronómica, era una buena excusa para volver a visitarlo. María Forcada no podía faltar en la kedada, no en vano ella, buena amiga de Gorines y antigua socia suya en el restaurante A Bocados, me enseñó el lugar. Al final, el encuentro de ayer también se vio ampliado con un Enrique Calduch (otro periodista) que, solitario, ojeaba el periódico en la terraza. Pero vayamos por partes.
Pepe Gorines, fotografiado por Félix Soriano
Algo tarde a la cita llegué yo (¡qué raro!) y ya estaba mi colega Adrián esperando. A María no la esperábamos hasta las tres. Enseguida el afable Pepe Gorines nos recibió. Por su aspecto cualquiera diría que es un vasco de pura cepa, pero no, madrileño de Chamberí. Quizás sus años pasados en Donosti le hayan dado ese aire. En Cilantro sonaba la BSO de Kill Bill. Entre música de spaghetti western y malagueña salerosa nos tomamos un pintxo de 'fideuà de pulpo con su tinta acompañada por un all-i-oli suavísimo'. Muy rica, la verdad. Al llegar María, pasamos al comedor (en este caso, la terraza que, con el solecito, se hacía agradable comer fuera). Los cuatro (ya con Calduch) nos dispusimos a dejarnos cuidar. ¡Marchando una de 'ensalada de tomate con queso parmesano y pesto'! ¡Qué rica estaba la ensalada! Un plato sencillo, pero sabroso. Continuamos después con unos 'chipirones a la plancha con mermelada de cebolla': llanamente deliciosos. La comida desembocó en la 'Gastrohamburguesa', un de los platos estrella de la casa, con carne Angus de Texas y también pan norteamericano. En el caso de Adrián y Enrique, la versión clásica; para María y para mí, la hamburguesa de primavera, fuera de carta y que todavía no habíamos probado. Después de haber estado, recientemente, una semana probando hamburguesas (un reportaje me ha 'obligado' a ello) me tomé con fruición la versión primavera de la Gastrohamburguesa. De postre (sí, al parecer todavía teníamos sitio en el estómago) la ya famosa cheesecake traída del mismísimo Brooklyn que Pepe Gorines tiene en Cilantro y una tarta de manzana, esta ya de elaboración en la casa. Los gin tonics de después de haber comido con champagne supieron bien, muy bien, y al final la tarde se alargó hasta límites insospechados. Porque lo que tiene Cilantro, aparte de ser un lugar donde comer muy bien por muy poco, es que Pepe Gorines es un anfitrión maravilloso que hace que uno, en su casa, se sienta súper a gusto. Porque seamos serios, ¿en qué otro restaurante te ponen como hilo musical la banda sonora de Kill Bill? ¡Y qué no pare la música! Por cierto, mañana vuelvo.
Para los gastrónomos impenitentes, comentarles que en Cilantro se puede comer y beber por un precio medio de 30 euros. Además, si uno quiere controlar el gasto también puede ir a través de la web de reservas gastronómicas low cost http://www.degustamadrid.es/ y disfrutar del menú de Cilantro Gastrobar a tan solo 25 euros.
Cilantro está en Gral. Álvarez de Castro, 7. El teléfono es el 91 445 55 53.

1 comentario:

  1. Hoy hemos estado en este Bar con nuestra hija de 6 meses. Hemos llegado a las 7 de la tarde junto con 3 adultos más cuando el bar estaba vacío. Nada más entrar nos dijeron que no se podía abrir la deble puerta porque estaba bloqueada y por tanto hemos tenido que entrar "como hemos podido" con el carrito incluso desmontando una rueda.

    Acto seguido, y con bastante frio nos han abierto todas las puertas del bar, incluida la supuesta puerta bloqueada, y la puerta donde estaba nuestra hija, y todo con la intención de que nos fuesemos del bar, entendemos que porque molestaba que estuviesemos con un carrito.

    El bar estaba completamente vacío pero nos han echado de malos modos, incluso empujando con la puerta con bastante fuerza el carrito de nuestra hija que estaba durmiendo.

    Somos los primeros que no entrariamos en un bar lleno por no molestar, pero siendo clientes habituales de la terraza en verano nos hemos sentido insultados, echados, y desde luego con el riesgo de haber volcado el carrito al abrir la puerta "a conciencia" con la intención de que nuestra hija pasase frio y nos fuesemos.

    Vergonzoso, me arrepiento de no haber puesto una hoja de reclamaciones o haber llamado a la policia. Si no se es bienvenido se puede decir, pero nunca empujar el carrito de un menor.

    No volveremos obviamente

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