jueves, 11 de marzo de 2010

El alma de Alejo Vidal-Quadras

Fue un post en facebook de Ignacio Escolar que hacía referencia a él el que me hizo recordar una cita que tuve años ha con Alejo Vidal-Quadras. Por entonces nadie le llamaba Aleix, sino Alejo. Alejo era el mejor amigo de un buen amigo mío, Alberto Pascual, aunque de nombre artístico Alberto Viertel. A nosotros, a Alejo y a mí, nos presentó, claro está, nuestro amigo común Alberto Pascual. Alejo era una persona brillante, y digo era porque con el paso de el tiempo parece haber perdido todo lustre. Bien es cierto que hace unos veinte años que dejé de verlo y a lo mejor sus expresiones públicas no se corresponden con la realidad y se deben únicamente a razones políticas. No lo sé. La cita a solas, de la que voy a hablar a continuación, no respondía en absoluto a nada sexual: no había un Alejo maduro suspirando por una Alexandra jovencita. Para nada. Se debió, únicamente, a una cuestión de amistad. Amistad a Alberto, la oveja negra de sus amigos, quizás, que estaba triste y deprimido. La vida le iba mal: había perdido su trabajo de alto directivo, el dinero se le estaba acabando y el no sabía bajar su ritmo de vida, y para colmo, la obra de su vida, el libro que le haría ganar millones, le había provocado que su jovencita amiga Alexandra le dejase de hablar para siempre jamás. Alejo, ni corto ni perezoso me llamó a mi trabajo para invitarme a comer, para hablar de Alberto, e intentar convencerme de volver al redil, al entorno albertiniano del que me había escapado. Alejo me recogió en mi trabajo,acompañado de un guardaespaldas (él era por entonces el presidente de PP catalán) ante la mirada atónita de mis compañeros de trabajo. Fuimos a comer a Los Inmortales, un italiano de la calle Sagués en Barcelona del que aún recuerdo su estupendo puré de lentejas, con el que acompañaban la mayoría de sus carnes. Allí me convenció: debía perdonar a Alberto, a nuestro Alberto. ¡Claro que lo hice! ¿Cómo no hacerlo si Alejo Vidal Quadras buscaba un hueco en su apretada agenda para ayudar a su amigo ya moribundo?
Para conocer más a Alejo, podéis leer el libro de Alberto Viertel 'El alma de los delfines' de la Editorial Montesinos. En sus páginas encontraréis, bajo nombre ficticio, al auténtico Alejo Vidal Quadras.

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